jueves, 13 de octubre de 2016

Una torta sin carne y sin harina... es posible?

Lo tengo más que comprobado, mi cuerpo no procesa bien el azúcar ni las harinas, en especial las refinadas. Pero he deseo honesta, dejarlas ha sido difícil, especialmente porque la mayor parte del tiempo estoy expuesta a la influencia de los medios de comunicación y publicidad donde los alimentos que se comercializan como deliciosos están hechos a base de harinas y azúcar. 

Estoy aún transitando una hermosa jornada de autoconocimiento y exploración, no sólo de los alimentos sino también de como mis emociones como ansiedad, estrés, enojo o frustración, así como también los paradigmas en los que se basa la sociedad y el ambiente en el que me desarrollo, calan sobre mis antojos, mis alimentos, mi concentración, mi manejo del tiempo, mis ciclos de sueño y por ende sobre el estado general de mi salud.

Una de las consecuencias positivas de este auto-estudio, ha sido descubrir nuevas formas de alimentarme, que sean sencillas pero también deliciosas. Porque, seamos honestos, lo más fácil es comerse un pedazo de pan con mantequilla o mermelada, pero no necesariamente lo más nutritivo.

Así que un día, explorando en la cocina algo dulce pero nutritivo para comer, puse en una olla a hervir un plátano maduro, media taza de quinoa y un camote (partido en trozos para que se cocinara más rápido). Cuando el camote estuvo totalmente cocido saqué todo del fuego, le quité la cáscara al plátano y al camote e hice una mezcla, como un puré, con los tres ingredientes. Le agregué un poco de sal, pimienta y una cucharada de chía. Lo dejé 5 minutos para que tomara forma y puse al sartén un poco de aceite de coco a calentarse. 



Hice algunas bolitas con la masa que ya estaba bien consistente y las aplasté un poco con las manos hasta que quedaran como tortas. Puse las tortas en el aceite a fuego medio y las dejé dorar por ambos lados. Preparé un guacamole cremoso con un aguacate, dos cucharas de yogurt griego, aceite de oliva, sal, pimienta, albahaca y limón. Le puse un poco de guacamole encima a las tortas. Quedaron deliciosas!

Serví mis tortas de plátano y quinoa con otro platillo que preparé de berenjenas rellenas. Pero esa receta queda para otro momento.

Así, agregamos una receta más a la colección y de esta forma tenemos cada vez más opciones para comer saludable. 

No crean que sólo como vegetales, quinoa y frutas. De vez en cuando me permito comer algo que no es tan natural, alimentos procesado o de origen animal, pero si lo hago, me aseguro que sea sin culpa y sin miedo, lo disfruto sin ansiedad y sin necesidad de excederme en lo que realmente mi cuerpo necesita. 


El balance está en la conciencia y en el presente.

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